La monarquía, en barrena

La revelación de las grabaciones a la princesa Corinna sobre las supuestas actividades fraudulentas del rey emérito constituyen sin duda un punto de inflexión en la valoración que realizan los españoles de la monarquía borbónica. Y es que llueve sobre mojado. El prestigio de la institución monárquica  ya había quedado tocado tras descubrirse la vida secreta del rey Juan Carlos, con una supuesta larga lista de amantes y aventuras cinegéticas africanas, ocultada durante largos años a la opinión pública por un pacto no escrito entre los más influyentes medios de comunicación españoles. Un complot necesario para hacer olvidar las raíces evidentemente franquistas de la monarquía.  

La supuesta ejemplaridad de la familia real, inculcada así de manera tramposa a la opinión pública, se diluyó como un azucarillo. La rápida respuesta fue la abdicación del rey Juan Carlos, totalmente impensable sólo unos días antes. Y a rey muerto abdicado, rey puesto. La maquinaria mediática, perfectamente engrasada, se encargó rápidamente de ensalzar la figura del nuevo monarca, aupado al puesto de monarca por un único mérito conocido, ser hijo del anterior.

Sin embargo, algo se había roto definitivamente. Las cifras proporcionadas por el CIS durante los años 2010 a 2015, momento en el que se interrumpieron, revelaban que el prestigio de la monarquía había quedado gravemente dañado. Esa misma interrupción de datos etadísticos era otra maniobra más para proteger a la monarquía de sus propios súbditos, y un claro síntoma de la grave problemática a la que se enfrentaban quienes pretendían revitalizar la imagen perdida de la familia real.

El siguiente mazazo fue el desafío independentista proveniente de Cataluña. Algo trascendental si pensamos que una de las justificaciones más extendidas de la monarquía es su condición de garante de la unidad nacional, una supuesta virtud heredada directamente de sus orígenes franquistas. Pero los acontecimientos catalanes han revelado de manera palmaria que la monarquía es más bien una rémora para la permanencia de Cataluña dentro del estado español. Como recientemente decía Xavier Domènech, President de Catalunya en Comú Podem: “En Catalunya hay un 60% de gente que valora la monarquía con un cero”. Algo fácilmente deducible después de la intervención pública del rey Felipe tomando partido de manera inequívoca por los contrarios a cualquier intento independista y obviando cualquier posible reconciliación entre los dos bandos enfrentados. Evidentemente, este problema se manifestaría también al menos en Euskadi, otra comunidad autónoma tradicionalmente nacionalista y republicana. Y cabría añadir que la valoración viene siendo peor a medida que disminuye la edad de los encuestados, lo cual hará que el problema para los borbones no haga sino aumentar con el tiempo en todo el territorio español.

Finalmente, ha surgido el asunto de las conversaciones de Corinna, otro asunto de enorme impacto para la monarquía. La ya conocida doble vida del rey Juan Carlos que ya tumbaba la supuesta modélica familia que regía el estado se ve aderezada ahora con supuestos comportamientos corruptos que habrían incrementado de manera delictiva el patrimonio de la familia real. Y parece que, nuevamente, las maniobras para intentar ocultar en lo posible toda esta trama siguen a la orden del día. Ya hoy, parece que PP, Ciudadanos  y PSOE van a oponerse a la creación de una comisión de investigación en el congreso para investigar al rey emérito. Solo Podemos, IU y los nacionalistas la apoyan. Y ello tras una declaración a puerta cerrada del director del CNI. Nos niegan cualquier posibilidad de conocer los detalles, nos consideran menores de edad incapaces de llegar a conclusiones propias o, quizás peor, súbditos sin derecho a crítica. Como hemos dicho, nos encontramos con un desierto informativo respecto a encuestas que indiquen el estado actual de la opinión pública respecto de la monarquía. La última conocida era realizada por Ipsos Global Advisor, en la que el 37% de los españoles cree que abolir la monarquía sería lo mejor para el país, el peor resultado entre todas las monarquías europeas. Es de esperar que en la próxima encuesta que se publique, la monarquía caerá en barrena, especialmente entre los más jóvenes y en comunidades como Cataluña o Euskadi. Permanezcan atentos.

 

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