Fabricación de Hule. Procedimientos y recetas

Generalidades. El arte de pintar los telas con preparaciones de aceite para hacerlas impermeables es probablemente casi tan antiguo como la fabricación de tejidos, que es de origen remotísimo. Es desde luego más antiguo que las pinturas artísticas al óleo, cuyos lienzos no son más que hules al aceite- Actualmente, y a causa del uso extraordinario que se hace del caucho y de la gutapercha para impermeabilizar te­jidos, se emplea mucho menos el aceite, resultando que los métodos de aplicación de este último son iguales a los seguidos hace bastantes años. Los tres defectos prin­cipales del hule son: su peso, su rigidez y la facilidad con que se resquebraja por los dobleces o se pega al arrollarse o doblarse. El peso es inevitable, pero no hay razón para que no pueda ser más flexible y para que sea irremediable el que al guardarse doblado se encuentre luego pegado o res­quebrajado.

Probablemente los mejores hules son los preparadas combinando el método de Sten- house (patentado en 1804) con el ordinario, que consiste en dar al tejido dos o tres manos de aceite de linaza cocido, espe­rando que se seque una mano para dar la siguiente. Este es el método general, con ligeras variantes, para hacer hules. El método de Stenhouse consiste en impreg­nar el tejido con una mezcla de pai'afína dura y aceite cocido en proporciones que pueden variar desde el 05 por 100 de para- fina y el 5 por 100 de aceite, hasta el 70 por 100 de la primera y el 30 por 100 del segundo; la proporción más corriente es la del 30 y el 20 respectivamente. Se hace la mezcla al caJor y se echa en moldes para su conservación. Se frota la tela extendida sobre una plancha caliente, con un trozo de la mezcla, por una o las dos caras, según se quiera. Así queda la tela saturada, qui­tándose el exceso y haciéndola pasar por

entre rodillos calientes. El proceso termina cuando la tela está casi Iría. La parafina y el aceite secante suman sus propiedades impermeabilizantes, impidiendo la para­fina que el aceite pueda dañar en nada al tejido. El ncuifce secante, a causa en parte de sus componentes metálicos, y en parte de la absorción, que efectúa sobre el oxí­geno del aire, produce un desgaste lento pero real en las fibras textiles. El doctor Stenhouse indica que la inflamabilidad de ios hules queda muy reducida empleando sales incombustibles, como tungstato de sosa, o alumbre, antes o después de la ím- permeabilización del tejido.

Fórmulas. A continuación pueden verse varias de las mejores fórmulas para la fa­bricación de hules:

a)   Se disuelve resina o laca de buena calidad, al fuego, en aceite de linaza se­cante, liasta consistencia de bálsamo, que se extiende sobre la tela en forma de capa lisa y brillante. Si se quiere puede colo­rearse este barniz con cardenillo para el verde, tierra sombra para el castaño, alba- yaldo y negro de humo para el gris, añil y ulbayaldc para ul azul pálido, etc. Para colorear el hule basta mezclar bien el color con la última capa de barniz que vaya a darse, y que debe distribuirse con gran uniformidad por toda la tela.

b)   Mejor método es el dar primero una mano al tejido de que se trate con una posta fluida hecha del modo siguiente: se mezcla blanco de España o creta bien limpia (por lavado y tamizado) con aceite cocido, hecho secante por la adición de la cuarta parte de su peso de litorgirio. Se extiende esta mez­cla sobre la tela con una espátula de hierro, igual de ancha que la tela. Una vez seca la primera mano, se da la segunda. Los des­igualdades o asperezas que puedan resul­tar se hacen desaparecer frotando los partea solientes con polvos de pómez, emplean­do para ello una estameña suave o un corcho mojado en agua. Una vez Beca la última mano se lava la tela así tratada con agua, y después de seca se le aplica nn barniz compuesta de laca diauclta én aceite de linaza cocido con trementina. El color que así resulta es amarillo, pero puede variarse como se ha indicado en la fórmula anterior. Empleando pasta más fina y tela más delicada se obtienen hules de gran suavidad y poco peso.

c)   Sq disuelven 30 gr de cera en l/a litro do aceite de linaza cocido, a fuego suave; se aplica en frío con un trozo de trapo, que se froto sobre la tela, la cual so cuelga después pora que se seque, en lo que tarda de cuatro a cinco d(as.

d)   Se pinta la tela con aceite de linaza cocido, coloreado a voluntad, en una habi­tación caliente o en un día de mucho sol, y empleando un cepillo de calzado. Al acei­te se le puede agregar un poco de secante. Se dice que los chinos emplean una mezcla de partes iguales de cera y jabón disuelto en doble cantidad, de aceite, qua se cuece después. Si la superficie no queda bien igual se barniza con barniz de laca. Siem­pre debe aplicarse el aceite muy fluido, esperando que se seque perfectamente una capa antes de dar la siguiente.

ti) Aceite de manteca de cerdo 20 par­tes, parafina 10 partes, cera 1 parte; se ca­lienta el aceite a fuego lento, y una vez caliente se le agregan la parafina y la cera, dejaudo la mezcla al fuego hasta iusión completa, agregando entonces unas gotas de esencia de sosa Eras o de otro aceite esen­cial, para preservarla.

/} Se disuelven. 30 gr de jabón amarillo en 3/t de litro de agua hirviendo; se agrega, sin dejar de agitar, 1 litro de aceite cocida, y una vez frío lti mezcla, se agregan 125 era1 do sisa de doradores.

¡}) Se toma percal fino, asargado, y se sumerge en sangre de buey; después de seco se le dan dos o tres manos de aceite cocido, mezclado con un poco de litorgirio, o con Ü0 gr de cera de dorar por cada litro de acuite. Este procedimiento se ha empleado con mucho éxito en los impermeables paro marinos, y da tan buenos resultados en los países fríos coma en los trópicos.

Ti) Se aplican "Varias manos de pintura ordinaria, diluida con una solución concen­trada de jabón.

i) Se disuelve jabón blando en agua ca­liente y se agrega, una solución de vitriolo de hierro hasta que no se forme precipi­tado. Se filtra, lava y seca este precipitado, que se mezcla coa aceite cocido formando una pasta flúida.

Todos estos compuestos Ee aplican sobre la tela bien estirada, para evitar arrugas y para que penetren mejor en su interior, facilitando esta penetración el aplicar la masa en caliente. Es de la mayor impor­tancia que el tojid-o no esté húmedo al apli­carle la preparación, siendo conveniente que esté tan caliente como aquélla. Si, como siempre sucede, se aplica más de una capa (tres de ordinario) es esencial que al dar una esté la anterior completamente seca. El no tener en cuenta estas indica­ciones es la causa de que los hules so estro­peen aun sin doblarlos; debo evitarse do­blar éstos, siempre que sea posible, siendo lo mejor tenerlos colgados, sin formar do­bleces. No es conveniente calentar artifi- cialmento la tela en ningún momento de su tratamiento, a partir de la primera mano aplicada,