Scaramucci, de personalidad extravagante y aires de grandeza, accedió al puesto en guerra abierta con Reince Priebus, ya ex-jefe de gabinete de Donald Trump. Y lo hizo convencido de que iba a Poner Orden en la marea de filtraciones, puñaladas por la espalda y vodevil de la corte Lannister en el que se ha convertido la Casa Blanca. Y para ello, llamó a un periodista del New Yorker... creyendo que hablaba off-the-record. Pero sin pedir el off-the-record en ningún momento. El resultado fue este antológico reportaje-entrevista.
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Y haríamos mal en tomarlo como un caso aislado. Es un hombre de éxito que ha alcanzado un muy buen alto cargo, que provendrá de algún sitio en donde sin duda su carácter le haya ayudado a alcanzar sus logros.
Lo digo porque cuando pensemos alguna vez que los méritos, el trabajo duro y la constancia ayudan a llegar lejos, pensemos en la ingente cantidad de groseros, prepotentes e incultos gañanes que llegan en este mundo mucho más lejos que los mejores.
Son legión.
Su forma de ver la vida, su sutileza, su desapego por lo material, su sencillez... es un ilustrado de los de verdad.
Puede que en la prehistoria tuviera alguna utilidad, pero ahora mismo solo sirve para acabar con organizaciones y grupos humanos.
www.jta.org/1987/03/09/archive/white-house-fires-communications-direct