Alemania ha prohibido la venta una muñeca espía. Su nombre es Cayla, es rubia, de cara simpática y, sobre todo, capaz de mantener animadas charlas con los niños. Y ese es el problema, el micrófono y la conexión bluetooth que incluye podría permitir a un hacker hacer decir a la muñeca lo que quisiera y grabar las conversaciones. Las autoridades alemanas han ordenado su retirada de la venta y pedido a los padres que destruyan el juguete en cuestión. En España y otros países, las organizaciones de consumidores también han alertado del peligro
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