Corre el año 2200 antes de Cristo. El ocaso se cierne sobre el Imperio Antiguo egipcio; no muy lejos, Mesopotamia también entra en declive tras vivir una época dorada con el poderoso Sargón de Akkad, fundador del imperio acadio. Pero a miles de kilómetros, en el sureste de la península ibérica otra sociedad florece encaramada en una colina entre la rambla de Lébor y el barranco Salado. La Bastida, en Totana, conocida popularmente como la Troya de Murcia, todavía sorprende hoy a los arqueólogos.
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