"En esta guerra no tiene que haber ni muertos ni heridos… Pepe, tú tienes aquí a un amigo, que te lo digo yo". Casi cinco meses después de la conversación de Ignacio González mantuvo con los comisarios de la Policía en una cafetería en la Puerta del Sol, el empresario Enrique Cerezo llamó a uno de ellos, José Manuel Villarejo, para que parara la investigación sobre el ático del presidente madrileño con la promesa de que a su vez el PP evitaría la destitución del responsable policial de Marbella que había iniciado las pesquisas.
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