Tirar a su perro por el balcón no le ha salido tan caro como debería al hombre protagonista de esta historia ocurrida en Bilbao, y es que, finalmente y después de casi dos años de espera, ha sido condenado a siete meses de prisión tras lanzarlo desde una altura de unos ocho metros para, según sus declaraciones, enseñarle a defenderse de los fascistas.
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Veo que él no se sabe defender bien, tirémoslo desde 16 metros de altura, que así aprenderá bien la lección...
El problema es que hasta no hace mucho según que cosas no se toleraban en muchos sentidos.
Hoy todo es tolerable y opinable hasta el punto de que para defender que todo el mundo tiene razón se "crean" varias realidades de forma que uno pueda decir y hacer la mayor de las estupideces y no se le pueda decir nada porque "es su realidad".
En realidad de lo que se trata es de que por desgracia una mayoría de gente prefiere "tragar" con las estupideces de los demás a cambio de que los demás a su vez traguen con su estupidez.
Y a ninguno se le ocurre que la pasa con simultáneamente tratar de ser menos permisivos con las estupideces mientras al tiempo se tratan ellos mismos de cometer menos estupideces.
Lo peor es que no es que se trate de gente estúpida, si no de personas vagas que prefieren abandonarse a sus instintos y hacer lo que les sale sin pensar, en vez de tratar de poner un poco más de razón en sus vidas porque eso es más esforzado.