Un cambio de actitud derivada de la última agresión sufrida por David a quien tras darle dos patadas y tras intentar defenderse, le tiraron al suelo y le siguieron golpeando. “Una de las patadas, la patada fatal, le causó una lesión que le ha obligado a usar muletas durante cuatro semanas”
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Cuando usas la palabra "patada fatal" es que es fatal, no que ha causado un puto esguince. Què manera de estropear una noticia seria con sensacionalismo barato.
Creo que una vez lo comenté por aquí, de chaval yo era parte de los abusones de mi colegio(el líder del grupo era mi amigo desde el jardín de infancia, literalmente desde que teníamos 3 años), hasta que me di cuenta de que eran gilipollas y cambie de amistades, lo que me convirtió en parte de los abusados.
Aprendí bastante de ello, cierta cura de humildad, y que a veces somos tan tontos como para reírnos de gente que vale cien veces más la pena que el tipo que a tu lado te ríe los chistes.
Creo que esa etapa fue muy enriquecedora para mi, también aprendí a detectar a las personas tóxicas que te atraen a lugares donde no quieres estar, nunca más he "seguido ciegamente" a nadie desde entonces.
El tema con los abusones es que hay dos o tres bastardos con carisma, y un corrillo de idiotas que les siguen sin criterio, los idiotas son recuperables(soy el mejor ejemplo), los bastardos morirán de viejos siendo bastardos.
dle.rae.es/fatal?m=form
Se podría decir que se convirtió en una especie de pilar social de su barrio(que es barrio de otro amigo mío) es lógico porque siempre fue muy carismático.
Ahora bien, debajo de su sonrisa y buenos modales poseía una parte oscura que dudo mucho que se haya endulzado. Era la típica persona que necesitaba ser el centro de atención y si tenía que humillarte y hacerte llorar delante de todos para serlo, era implacable, eso sí, no era violento, nunca necesitó serlo.
Hasta cierto punto, entiendo su necesidad de hacer magisterio y luego emprender una cruzada vecinal, el siempre necesitó que la gente le mirara.
No sé, personalmente me cuesta creer que nadie pueda cambiar su yo más personal y profundo, su "esencia", por decirlo de alguna manera... Más bien creo que si por lo que sea tienen la posibilidad de reinventarse y "empezar" una nueva buena vida sin necesidad de sacar su otro yo, se adaptan a ello mientras no les sea más beneficioso volver a ser quienes eran. Pero pienso que quien ha cruzado una sola vez ciertas líneas rojas ha roto los impedimentos morales que disuaden de los comportamientos antisociales.
El bolígrafo solo tenía un par de días y dejó de escribir. Treinta duros perdidos por ese gilipollas.
Tenía un lado oscuro que no se veía a primera vista, así que la gente bajaba la guardia y excepto sus víctimas, nadie lo veía como un abusón.
Lógicamente las víctimas de sus mofas, bromas totalmente fuera de lugar (incluso una amenaza anónima de muerte, por las risas) y humillaciones, lo tenian (nos tenían) totalmente calados.
La única parte buena de todo esto, es que como ese gilipollas era el que se rodeaba de los abusoncillos, los verdaderos machos alfa que podrían haber ocupado el puesto de abuson de clase, al carecer de seguidores, eran muy tranquilos, nadie se metía con ellos y ellos solo marcaban territorio si te pasabas de listo, pero al no tener respaldo, la violencia era... Reducida.
Curiosamente, la gente más sana, inteligente y amigable de aquella época, eran los que más sufrían a ese imbécil, lo descubrí años después por desgracia.
Y si, suena duro hablar así de una persona que conoces desde los 3 años de edad, que ha sido tu amigo toda tu infancia y que aparece en tus primeros recuerdos. Pero era un gilipollas, y mala persona, y eso cuando te das cuenta, no tiene vuelta atrás.
Leyendo aquí y allá, parece como si Internet fuera un plácido lugar donde sólo pacen los que sufrieron maltrato de niños. Pero por pura estadística tiene que haber una hermosota cantidad de gente del "otro bando".
Además yo lo digo porque hice las paces con el tema (y con las personas que debía) hace décadas, además de eso, nunca fui violento con nadie, entiendo que el cabrón que nunca se disculpó, aunque se arrepienta, nunca dirá nada.
Por supuesto, para otros, incluso esas animaladas las recordarán con una sonrisa.
Tus neuronas tuvieron un accidente fatal (ahora busca lo que significa)
Ésa es precisamente el tipo de gente que a mí también me da la sensación que más bullying sufre y es lo que más me cabrea, porque gente con valores, amable y sentido común es lo que más se necesita en esta sociedad. La verdad, personalmente creo que tengo cierta debilidad por personas así, porque sé que son las que valen de verdad y las que mejor fondo tienen. Y las que hacen avanzar a la sociedad. El bullying es un auténtico lastre y totalmente contraproducente no sólo para quien lo sufre, sino para todos.
¡Gracias por tu historia!
Pocos te saldrán públicamente a contar que en su infancia y adolescencia hicieron la vida imposible a la gente que tenían alrededor sin mostrar un ápice de arrepentimiento.
Sí, yo era de los tranquilos, de los "no populares", de los que no se metían con nadie, carne de cañón de ser los que sufrían bullying, pero que considero que a pesar de cruzarme con bastardos, no fui "víctima" seria de nada de eso. A algunos les respondía violentamente y me dejaban en paz rápidamente buscando a otras víctimas menos contundentes y alguno se me puso tonto alguna vez buscando la complicidad de otros que básicamente les ignoraban, pero simplemente no me afectaba porque todo el mundo sabía que ese era un tonto sin yo ser el único que le sufría, aunque fuera muy esporádicamente.
Es probable incluso que muchos que toman el rol de "abusadores" fueran también maltratados, abusados por sus padres o procedieran de familias desestructuradas. Eso también es común.
Nadie se siente orgulloso de eso, y una vez llegados a la madurez, siendo adultos, son aspectos difíciles de "exponer" en un foro público, en el que sabes que no habrá mucha redención.
Esos más bien, si de verdad se arrepienten de algo, lo que necesitan son asistir a terapias de grupo y especialistas en psicología y psiquiatría para, como digo, redimir sus actos de alguna manera.
Pocos se sincerarán para fustigarse. Y pocos tendrán una historia como la del compañero del hilo, en el que incluso destaca que pidió perdón a los que tocaba los cojones antes de dejar la adolescencia. (No sabemos cuántos aceptaron sus disculpas).
El tonto ese con el que yo y muchos de mis compañeros y amigos que le sufrieron más, nunca pidió perdón a nadie y tuvo que repetir varios cursos. Así que simplemente la mayoría le dejamos atrás.
Luego recuerdo hubo otro por ahí que simplemente era un desecho en la clase, y a sus 14 años empezó un poco a hacer más amigos con la scooter. No era abusador con los de la clase que yo recuerde ni nada, pero sí se reía de todo y de todos, incluso enfrentándose físicamente a profesores con 12-13 años. Y yo creo que ese simplemente notaba mi repugnancia hacia él, aunque nunca crucé palabra. Cosa que visto desde su perspectiva, probablemente no sería yo el único y probablemente no le gustara. No recuerdo si murió o le tuvieron que amputar una pierna después de acabar (los demás) la ESO (él no lo acabó, ya que arrastraba asignaturas de cursos anteriores). Un accidente con la scooter de la que alardeaba meses antes y por la que estaba orgulloso cuando su padre se la compró.
Le menciono porque sé que sí estaba metido en pequeños hurtos fuera de clase e incluso del colegio. Probablemente hiciera bullying a otros.
Curiosa fauna hay en la adolescencia. Aunque la verdad, con tal metamorfosis que todos debemos pasar, pocos se libran de ser fauna, visto con los ojos de los que tenemos ya varias décadas de vida.
Lo importante es pasar esa complicada fase de la mejor manera, y evitar todo lo no deseable en la medida de lo posible (básicamente traumas irrecuperables y suicidios, sin duda), ya que luego de adultos te puedes encontrar con gente maravillosa aunque fueran hijos de puta de más pequeños.
Sí, es una mierda. Pero sabemos que en el mundo estamos de rodeados de gilipollas, si no lo somos nosotros mismos, factor que también ocurre sin darnos cuenta.