Ayer el presidente del Gobierno tuvo que escuchar por la mañana en La Moncloa y por la noche en TVE que su cabeza política podría ser una condición innegociable de Ciudadanos para apoyar un futuro Gobierno del PP tras el 20-D. Mariano Rajoy contestó elusivo y, con razón, molesto. Pero habrá reparado el político gallego que hasta en la amable casa de la televisión pública le inquirió sobre ello Ana Blanco.
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