El centro presentaba una suciedad generalizada, deposiciones acumuladas sin retirar junto con restos de comida por el suelo, además de una plaga de parásitos que comprometía la salud de muchos de los animales. Las distintas perreras, donde se acumulaba escombro y material de construcción, estaban construidas con malla metálica, comprometiendo peligrosamente la salud de los canes, por riesgo de ahogamiento, y carecían de protección adecuada contra la lluvia, de zonas de sombra y cobijo, quedando expuestos a temperaturas extremas.
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