Hace diez años, el candidato Feijóo prometió que si llegaba a la presidencia apostaría a las claras por el uso de automóviles Citroën, llegando a insinuar que en sus desplazamientos oficiales usaría un coche fabricado en Vigo. Diez años después, los automóviles de la marca son apenas una cuarta parte de los 2.000 coches con los que cuenta la Administración gallega.
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