Entre ambos atentados hay conexiones que van más allá del número: en España hubo reuniones clave previas al 11-S y en España hubo siempre un vivero de radicales dispuestos a actuar. Desde 2001, numerosas señales y circunstancias señalaban a España como objetivo del terror. Visto a posteriori, existen al menos una docena de señales que permitían intuir lo que se estaba preparando entre los radicales islamistas en este país.
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