El jefe de una empresa de construcción de Hanzhong (China) reunió a alrededor de 60 jóvenes de la plantilla de su compañía, de los cuales los cinco o seis que tenían los índices de ventas más bajos tuvieron que tomar gusanos de la harina vivos y alcohol. Algunos de los trabajadores apoyan este castigo porque estiman que puede ayudar a despertar entusiasmo entre sus compañeros. "Por cada cliente perdido tenemos que comer cuatro gusanos de harina", aunque en otras ocasiones "ingerimos calamares vivos y hormigas", confesó uno de los asalariados.
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