50 años después de la liberación sexual, una nueva etapa neovictoriana ha llegado a los campus estadounidenses. Se pide a los rectores que decreten firmes normas de moral sexual y que aseguren su cumplimiento mediante castigos estrictos, se les quita a las mujeres el derecho a decidir y se les asigna guardianes (campus sex investigator) en muchos casos masculinos. Se establecen tribunales sexuales en las universidades. Lo extraño de todo esto es quien está detrás de estas medidas: las organizaciones feministas americanas.
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