Las violentas manifestaciones de los "chalecos amarillos", que empezó como un movimiento de transportistas en Francia por el aumento de los combustibles, se expandió el sábado a otros países de Europa: las fuerzas de seguridad de Bélgica y Holanda actuaron tras los incidentes y disturbios de facciones similares registrados en Bruselas, Amsterdam y Rotterdam.
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