Un vencimiento inmediato en el banco, estar incluido en una lista de morosos, la falta de crédito... Los motivos para ir a un prestamista son muy variados, pero a veces es peor el remedio que la enfermedad. Detrás de muchos desahucios descubrimos la utilización abusiva de una práctica cuya legalidad se rige en España por una norma de 1908. Relacionada:
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