Una tentadora falacia sobre la moralidad es pensar que la maldad debe surgir por motivos transparentes y aborrecibles, y la bondad por buenos motivos. Pocos respaldan explícitamente este crudo dualismo, pero muchos equiparan alegremente el odio con el mal, el amor con la bondad, o ambas cosas. Esta forma de pensar nos dificulta ver los peligros del fanatismo moral, uno de los motivos más insidiosos para el mal comportamiento.
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En la nota se afirma que tener un debate con gente secuestrada por un fanatismo moral es complicado. Acusar a esas personas de fanatismo no suele dar resultado. Cito:
«Tu interlocutor te dirá, justificadamente, que tú eres el que saca la cuestión y que si realmente entendieses el asunto, verías lo correcto de su respuesta. La cuestión es más bien que NOSOSTROS debemos estar atentos. A veces deberíamos preguntarnos: “¿Qué PODRÍA hacer yo al servicio de mi causa favorita?”. No importa si tu causa es el antirracismo, la elección reproductiva, el veganismo o la grandeza estadounidense — si no puedes pensar en ningún límite realista que hayas puesto en tu comportamiento, entonces el fanatismo moral probablemente ha manchado tu pensamiento — ».