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Una veintena de agentes de la Unidad Central de Ciberdelincuencia visionan cada día miles de archivos pedófilos. Según comentan los uniformados, antes los pedófilos se escondían, vivían su trastorno como un lastre, un pecado; ahora «los desviados»se pavonean de él públicamente y llegan a hacerse de oro con el tráfico de imágenes. Se sienten «comprendidos» por el resto de la masa de depravados, que se reafirman y se hacen fuertes con una metodología muy simple: internet.
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etiquetas: pedofilia , ciberdelincuencia , internet , policía