La fiebre hemorrágica viral ha quedado relegada en gran medida por el virus del Ébola, y trabajadores de salud están advirtiendo que puede que no tengan los recursos para hacer frente a la enfermedad si los casos aumentan. A primera vista, los síntomas de lassa son idénticos a los del ébola. Puede provocar sangrado, vómitos y fiebre. Pero mientras que el ébola es un brote nuevo, la fiebre de lassa es una presencia constante. Todos los años se infectan entre 300.000 a 500.000 personas, matando a 20.000.
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