El desplome sin precedentes en la demanda de petróleo está generando situaciones singulares que, probablemente, pasarán a formar parte de la historia de este mercado. Más allá del colapso de los precios, parece que en la industria existe un miedo muy justificado a que los tanques que almacenan el crudo se llenen hasta los topes. Esto obligaría a muchas empresas a regalar prácticamente el petróleo (mantenerlo tiene un coste) y a los productores a reducir sobremanera el bombeo de crudo. La cuestión es cuánto espacio hay en el mundo para almacenar
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