Llamó a Obama "hijo de puta" públicamente. Lo mismo dijo del papa Francisco, que era "un hijo de puta" y que ojalá no volviese. Sus policías y escuadrones de la muerte han asesinado extrajudicialmente a miles de personas. No solo lo admite, dice que a veces va con ellos. Ya mató de joven, dice que a los 16 asesinó a un hombre porque le miró mal. Una cruzada contra la droga un tanto hipócrita, reconoce que es consumidor de fentanyl, un analgésico 50 veces más fuerte que la morfina. Y su modelo populista se extiende por el sudeste asiático.
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