Gran parte de los eventos a los que acudía Celia no eran más que una mascarada. Ella misma confesó a sus amigas más cercanas que se sentía sola a pesar de que en Instagram sus poses y los eventos a los que asistía parecían la viva imagen de la perfección. La presión por la perfección de la vida virtual que mostraba en Instagram, su soledad encubierta y la fragilidad de su verdadera personalidad le acabaron pasando factura.
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