El ISIS ha llevado a cabo ataques sistemáticos contra comunidades minoritarias en el norte de Irak, con el objetivo de expulsar a las poblaciones no suníes de las zonas bajo su control. La situación es cada vez más desesperada y la población huye presa del pánico ante la feroz brutalidad del ISIS, que les transmite un mensaje inequívoco: convertirse al Islam, abandonar la zona o morir. Amnistía Internacional ha documentado y recibido informes de numerosos casos de secuestros y ejecuciones.
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