Es precisamente el aburrimiento o incluso el hastío lo que Ángel María Villar y otros personajes como él aprovechan para seguir campando a sus anchas, por más que el presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) esté imputado por prevaricación, apropiación indebida y malversación de 1,2 millones de euros. Casi nada. [...] Pero hay más. No recusar en ese momento a Camps supuso que por su voto de calidad como presidente accidental del TAD, Villar no fuese expedientado con petición de inhabilitación
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