A Pedro, un funcionario de 50 años que prefiere no dar su verdadero nombre, beber una lata de cerveza en la calle le costó muy caro. Para ser más exactos, 750 euros que el Ayuntamiento de Madrid le embargó de su cuenta corriente en 2014 tras un largo periplo administrativo y también judicial motivado por un proceso sancionador repleto de irregularidades, según el afectado.
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1- Prohibir el deporte en la vía pública, beneficios: multa para quien lo practique, iva para el que se vea obligado a ir a un centro deportivo.
2- Prohibir largos recorridos a pie o con bicicleta, beneficios similares al anterior.
3- Prohibir ingerir cualquier tipo de substancia si no es en un local adecuado (por la seguridad del ciudadano, puede estar en mal estado).
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Y así, un seguido de subnormalidades que fijo hacen recaudar más al ayuntamiento/comunidad/gobierno.
No es lo mismo que me multen a mi (me quedaré con cara de idiota, me quejaré, pero no sabré exactamente qué hacer) a que multen a un funcionario, que posiblemente sepa bien el procedimiento y cómo actuar.
Es más, la proporción de la multa que tiene que pagar un currela normal y corriente con la que tiene que pagar un banquero multimillonario por robar dinero público es de una desproporción tremenda.
Hijos de puta, otra vez.
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