Que el partido de Pablo Iglesias se ha convertido en la obsesión del Gobierno y del PP es una evidencia que la actualidad se encarga de ratificar todos los días, entre otras cosas porque un partido sin otro objetivo que la ocupación del poder, es incapaz de oponerse con eficacia al vendaval de unas gentes que, con mentalidad de soviets, han decidido plantarse y decir hasta aquí hemos llegado.
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