El Gobierno de Cristina Cifuentes se acaba de sumar a la propuesta que ya está vigente en Barcelona y que impulsaron ciudades como Londres o Bruselas. Los perros ya pueden viajar en el metro de la capital desde esta semana. Ante los posibles incidentes de higiene que esta medida puede ocasionar no se van a ampliar las medidas de limpieza, ya que no lo consideran necesario, de momento. La compañía confía en la responsabilidad de los ciudadanos y apela a su sentido cívico así como a la educación de los animales.
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Otra cosa es un apretón involuntario.
En lo que estoy de acuerdo es que el dueño tiene ka responsabilidad de que el perro no esté especialmente apurado cuando entre al metro.
Y aparte el problema de las mierdas y meados, que al final va a pasar y con calor eso tiene que oler a flores del campo.
No me parecía algo tan necesario eso de meter animales al metro, puede causar más problemas que soluciones.
Lo que hay que tener claro son unas cuantas cosas. Primera, si no quieres contacto con animales, viaja en horas puntas o evita el último vagón. Segundo, no llevar bozal como mínimo implica la expulsión del viajero si no lo cumple (incluso se le puede multar según la ordenanza municipal). Tercera, un animal en el metro difícilmente realizará cualquier acto de excreción porque con la aglomeración, olores y demás le resultaría muy difícil. Si alguien no cumple con este punto mínimo lo pueden echar y si defeca y no lo recoge es una multa.
La gente que hace eso que tú dices y se va de rositas es por los padefos como tú que ven las cosas, no dicen nada y luego vienen aquí a quejarse basado en que la gente incumpla la normativa pero sin argumentos si no la incumplen.
Si al perro le da el apretón se meará en el vagón y él contento. Y no, no veo razón por la que tenga que aguantar bichos en un transporte público, con la única excepción de los perros lazarillos porque son una extensión de la persona.
No me gustan los perros ni tenerlos cerca olisqueando u olisqueando los culos de otros perros, no son personas y deben tener su espacio puesto que los perros no tienen el mismo razonamiento que una persona.
Quizás se encuentren con un hacinamiento en el vagón y reaccionen de manera inesperada, que ni el propio dueño pueda prever.