En Qatar, miles de hombres que trabajaban en las obras de construcción de infraestructuras para la Copa del Mundo de 2022 están atrapados en los campamentos que salpican las zonas industriales. Cercados por la policía, no se permiten entradas ni salidas. Las condiciones de su encierro, en campos minúsculos y superpoblados, son un caldo de cultivo para la extensión del coronavirus.
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En Qatar, los trabajadores de la construcción son, en su mayoría, gente de países subdesarrollados (India, Pakistán, Filipinas, etc.) que trabajan en régimen de semi-esclavitud.
Se les hace contrato por 2 años, pero nada más llegar a Qatar se les retiene el pasaporte. Si en esos 2 años intentan salir del país, van a la cárcel. Al finalizar esos 2 años se les da la oportunidad de viajar 15 días a sus países de origen y renovar después por otros 2 años.
Lo sueldos rondan los 200 dólares mensuales, en un país dondo los cataríes tiene una renta básica, sin trabajar, de 4.000 €/mes. Si se pone a trabajar, los sueldos empiezan en unos 20.000€/mes.