La hipocresía está siendo una constante en los discursos de los líderes de países envueltos en el avispero de Siria y de los que están a punto de implicarse –¿España incluida?– a petición de François Hollande. Todos dicen perseguir el mismo objetivo, aniquilar al Daesh, que el terrorismo yihadista del autodenominado Estado Islámico es el mismísimo Mal, y que el "mundo civilizado" tiene que unirse para enfrentarlo.
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