Los Talibán afganos se enfrentan a una crisis de liquidez por la resistencia de los donantes a financiar una insurgencia cuyas víctimas son cada vez más civiles en lugar de militares extranjeros, según varios miembros del movimiento. La marcha de las tropas extranjeras y las guerras intestinas han erosionado la imagen de legitimidad de la guerra. Las finanzas del grupo son tan precarias que sus heridos más graves ya no pueden ser tratados en hospitales privados de Pakistán por la incapacidad de pagar las facturas, según fuentes talibanes.
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