Como todos los años por estas fechas, se celebra el día escolar para la paz y la no violencia, vamos «el Día de la Paz» de toda la vida. Es una celebración curiosa, empezando porque visto lo visto no hay nada que celebrar, pero volvamos. El Día de la Paz es, desde que se instauró allá por 1964, una «fiesta», si me permite, ñoña, cándida y en ocasiones no tan ingenua como parece. ¿Resulta ésta otra de esas posturas antipedagógicas, antisociales, anticristianas y yo qué sé más…? -Pues será-.
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En la segunda línea puedes ver el sudor y oler el aliento a carajillo mañanero. Aunque sea por la tarde.
PD. Voto negativo porque me parece una basura que va en contra de un día de colegio como podría ir en contra del maíz o de Hellen Mirren.
Al fin y al cabo es signo de nuestro tiempo: un individualismo inoculado desde jóvenes en la propia educación donde desde pequeños nos hacen entender las relaciones entre sociedades (y también dentro de cada sociedad) de forma distributiva, en lugar que de forma atributiva.