Debe ser muy frustrante pasar semanas, incluso meses, buscando un espacio de 1.000m2 al que añadir cierta exclusividad con un tranquilo jardín al norte, encontrarlo, bautizar al restaurante con ese nombre —el interior de isla está efectivamente, al norte del restaurante— y que acabe criando malvas. Pero tiene que ser aún peor alquilar un piso que dé a un patio de vecinos para huir del mundanal ruido y darse de bruces con la terraza de un megarrestaurante, como si, tras tapar chapuceramente un agujero, el agua te inundara en tromba.
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Esos patios tienen una acústica que ni el Palau de la música. Cualquier jaleo se escucha un montón
Un fumador en un bar traga humo durante su estancia en el bar, no más de dos horas. Un camarero estaría tragando humo durante 8 horas al día. No hace falta decir cuales son sus consecuencias.
Noticia del 2010, un año antes de la ley antitabaco:
elpais.com/diario/2010/06/01/salud/1275343201_850215.html
Y lo de las terrazas debería prohibirse ya. Es vergonzoso que cualquier persona no fumadora se vea obligada a tragar humo para estar en una terraza.