Al especial le faltó periodismo. Al documental, vergüenza. El especial tuvo rigor formal, no careció de ritmo y los invitados en estudio eran auténticos especialistas con peso. Faltaron explicaciones claras y contundentes de los posibles delitos del todavía rey emérito. Faltaron voces discrepantes que aportaran otras sensibilidades y opiniones que están en la sociedad de hoy. Faltó el contexto de crisis sanitaria y económica en que se inscriben los hechos narrados. Y sobre todo faltaron los jóvenes, esos a los que se adula como "la generación..
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