El paradigma de estas maniobras es el ascenso de Concepción Espejel a pesar de que sus compañeros la habían apartado por su proximidad al PP. Su estrategia sufrió reveses: Ruz salió con polémica, pero su sustituto José de la Mata ha reabierto el caso con ímpetu e insiste en las posibilidades de llevar al juicio pruebas de que las donaciones de dinero negro sí eran finalistas, esto es, se correspondían con adjudicaciones concretas de obra pública, lo que permitiría sentar en el banquillo a los empresarios.
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Es cierto que tienen miles de votantes, pero eso no los exime de cumplir, respetar y dar ejemplo con las leyes. Todo lo contrario debería estar penado rigurosamente, tanto a políticos como empresarios.
No deberíamos dejarnos liar. Como ciudadanos, deben pagar por sus crímenes. Como representantes, la condena debería ser, además, ejemplar. (Y no me refiero sólo a los del PP).
"¿Qué pasó con el piso de Vallecas en el que Pablo Iglesias se sentía “tan a gustito”?"
Son ya célebres expresiones de personajillos como D. Arfonzo Guerra, calificando al presidente de turno como "tahúr del Mississippi" y a su partido como "asociación de mangantes".
Y lo decía el hermanísimo de Juanito Guerra, ¡olé la jeta!
Pero es que esa misma diatriba indignadísima que sueltas ahí arriba -la mismita- se podía leer en la España de los primeros noventa contra la macarrada corrupta sociata.
¿Qué ha cambiado entonces? ¿la mentalidad o el color de los partidos quizá?
Que esto nuestro sigue siendo una democracia joven respecto de otras europeas; pero ya es cuaretona, joer...
Hay muchísima hemeroteca, y da para reírse mucho repasándola.
¿De verdad queréis regeneración democrática, integridad, honradez, rearme ético y moral, y lucha seria contra la corrupción en un país mediterráneo trufado de jetas, aguilillas, conseguidores, descuideros, rateros, crápulas y vividores en cualquier calle y pueblo?
La solución no la quiere aplicar nadie, porque hacer autocrítica se nos da fatal; es mucho más fácil apuntar con el dedito hacia arriba que tomar cartas en el asunto y programar una solución pragmática, seriamente, a muy largo plazo, con gran perspectiva y empezando por lo básico y desde abajo.
Los críos que educas tú en casa, son los ciudadanos íntegros, honrados y sin tacha de mañana, y que probablemente manejen la política, la economía, la sociedad y la empresa de un país mejor. Pero eso no se resuelve desde arriba, ni emitiendo voto con una papeleta, ni será cosa a resolver mañana tampoco.
Difícilmente saldrán políticos honrados de una sociedad corrupta y deshonesta, y mas difícil aún criará esa sociedad a futuros ciudadanos y dirigentes mejores y probos, salvo que haga esa autocrítica y se resigne a admitir que mejorar va a ser un proceso sumamente lento, generacional.
Esto no es más que el cúmulo de basura que se ha ido amontonando y como no podía ser de otro modo, ha saltado por los aires.
Los que vengan después tendrán que hacer lo suyo, Pero ya podemos ir exigiendo responsabilidades, de lo contrario daremos todo por bueno y un mal ejemplo a nuestros nietos.