Un magistrado de la Sala Civil del Supremo, Francisco Javier Orduña, se enfrenta a la primera sanción que el promotor de la acción disciplinaria del Consejo General del Poder Judicial reclama para un miembro de la cúpula judicial. Orduña fue el autor de la filtración a un periódico de una sentencia que aún no había sido notificada, movido por su interés en que su voto particular fuera destacado.
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Chivato
Vamos, una tontería. La noticia es algo sensacionalista y el "castigo disciplinario" no pasa de anecdótico.
Las víctimas de sus atrabiliarias sentencias nos alegramos de todos los palos que reciba.
El problema de ese sistema es que si un juez lo hace mal, queda mal hecho para siempre. Por eso en España no se aplica, en ese sentido en España tenemos un sistema más garantista pero tiene el problema de comparar un juicio con otro.
Y lo peor es que actitudes merecedoras de castigo en la justicia pasan a todos los niveles, y nadie hace nada.
Lo conozco de primera mano. Precisamente el pasado viernes me enviaron una sentencia en la que la jueza dice de un informe de otro arquitecto que "se aprecia su falta de objetividad" (algo gravísimo en tanto que va expresamente contra el art. 335.2 LEC, que obliga a la mayor objetividad posible a los peritos; no hacerlo es Falso testimonio). Así pues la jueza en la sentencia desestima su pericial por falsa (nada menos).
¿Le impedirán hacer otras periciales a ese arquitecto? No. ¿Actuará el juzgado contra el? No. ¿Actuará el Colegio de Arquitectos? No. ¿Pasará algo? No. Es más, seguramente el saber que está dispuesto a actuar con falta de objetividad haga que consiga clientes en casos donde esa falta de objetividad sea necesaria para ganar un caso (si el juez no se da cuenta, premio; y si se da cuenta, no pasa nada).
Así pues, que pidan que se castigue algo mal hecho ya es una novedad. En ese nivel está la justicia en España.
Como dice #7 perro no come perro