Si eres mando de las Fuerzas Armadas o la Guardia Civil, no tienes que privarte de nada. Si quieres acosar o abusar sexualmente y hasta violar a una subordinada, la cúpula militar, la justicia militar y los ministerios de Defensa e Interior te dan todas las posibilidades que necesitas. El mando siempre debe ser protegido, esa es la máxima, como el empresario que resultó multado por una agresión sexual a una trabajadora que acostumbraba a vestir con minifalda y provocaba (“la sentencia de la minifalda”).
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