Las normas, en muchos hospitales de EE.UU, restringen el acceso a la contracepción, la esterilización y el aborto, aunque la forma en que se aplican puede variar según el hospital, el médico y hasta del obispo católico local que supervisa. Estas restricciones son típicas para un creciente número de hospitales en todo el país que siguen las directrices de la Conferencia Episcopal. Las restricciones incluyen la contracepción de emergencia a las víctimas de violación y el aborto a las pacientes en riesgo mortal si siguen adelante con su embarazo.
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