Y para qué sirve un enemigo de esas características? Pues en Europa para justificar leyes que restringen la libertad en aras de la seguridad. Con Al Qaeda y a pesar de los atentados de Nueva York, Madrid y Londres, con miles de muertos, aceptamos las medidas de seguridad a regañadientes y con protestas. Ahora, tras un atentado con apenas una docena de víctimas en París, permitimos que en España se implante la cadena perpetua.