El urbanismo salvaje ha dejado a la minúscula localidad de Argoños, de 1.711 habitantes, el mayor índice de sentencias de derribo por población de toda Cantabria. Chalés colocados como piezas de dominó, en fila y más pegados entre ellos de lo que permitía entonces la Ley; algunos más construidos sobre suelo no urbanizable de protección forestal... Al alcalde de Argoños, que estuvo 32 años en el cargo, se le fue la mano e incluso autorizó edificar fuera del municipio, en Arnuero y Noja.