A principios de la década de los noventa, en España existían más de 7.500 kilómetros de líneas ferroviarias que habían caído en el ostracismo total. Desde entonces, el acero de las vías ha sido retirado paulatinamente y, en su lugar, se han acondicionado multitud de rutas que han aprovechado los ciclistas y senderistas por donde antaño pasaba el ferrocarril. De ese modo, el ecoturismo y la movilidad sostenible han conquistado ya más de 3.000 kilómetros de senderos que desde finales de diciembre forman parte de la cartografía de Google Maps.
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