Ser ético es rentable a largo plazo, grábenselo a fuego. Es rentable no sólo por lo que la empresa gana siéndolo (reconocimiento y prestigio, atracción de talento o inversores…), sino por lo que no pierde: multas multimillonarias, descenso de ventas, demandas de consumidores, desprestigio, pérdida de sentimiento de orgullo y pertenencia de sus trabajadores, aprovisionamientos financieros para cubrir los gastos del desastre
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