Ser hijo primogénito significa muchas cosas. Pero sobre todo que eres el experimento de tus padres. Lo hemos escuchado mil veces: "Con el primero estábamos muy atentos. ¿Con el segundo? Ya más tranquilos, es más fácil". Pero para el niño en cuestión, a veces ser el primero es más complicado a todos los niveles y querer renunciar a todas las responsabilidades que conlleva el título es lo más normal del mundo. Sin embargo, los estudios muestran que todo parece dar sus frutos al final.
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