Ya en enero de 2020, casi dos meses antes de que los políticos en Europa entraran en acción, el gobierno cubano puso en marcha un plan nacional para combatir el coronavirus. Se lanzaron campañas masivas de información en los barrios obreros y en la televisión. El gobierno cubano actuó con decisión e hizo todo lo posible para cortar el virus de raíz. El turismo, principal fuente de ingresos pero también de contagio, se detuvo inmediatamente. Desde marzo de 2020 casi 30.000 ‘rastreadores de contactos’ han ido de puerta en puerta.