Generalmente, imaginamos a estos planetas solitarios como lugares fríos, inhóspitos y oscuros. Y efectivamente lo son, aunque muchos de ellos podrían albergar sorpresas, como océanos subterráneos que se mantienen calientes gracias a la propia radiación emitida por el planeta. Océanos en los que incluso podría haber vida. Después, si en algún momento de su periplo un planeta errante que transporta su vida a cuestas es 'capturado' por la gravedad de una estrella, terminará su viaje y se instalará en un nuevo sistema solar.