Un trabajo examina cómo los niveles de testosterona cambian con los comportamientos de competición. Se solicitó a 41 actores y actrices que representaran un monólogo dos veces –una en estilo masculino y otra en estilo femenino–. En la pieza teatral se realizaba una ostentación de poder. Al interpretarla, los niveles de testosterona se elevaban en las mujeres, independientemente del sexo al que encarnaran durante la representación.
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Claro que nuestras interacciones con el entorno determinan nuestros niveles hormonales, aunque me parece que el artículo fuerza sus conclusiones intentando quitarle toda la importancia posible al factor biológico.