Kant desmontó el argumento ontológico hace 300 años y los pastores evangélicos todavía no se han enterado. La existencia no es un predicado, es decir, no forma parte de la esencia de las cosas, así que no se la puede considerar ni contingente ni necesaria: los entes simplemente "son". Por otro lado, no puede haber oposición entre ser y la nada. En cuanto consideramos la nada como una posibilidad, la realización de esa posibilidad destruiría la nada convirtiendola en ser.