Cézanne no entraba nunca en la Sala de los Primitivos del Museo del Louvre porque en sus pinturas apenas se veía sangre cuando a los mártires los cortaban en pedazos. Sólo “un poco de bermellón, unas gotas de sangre”… Ese comentario de uno de los padres de la pintura moderna le llevó a pensar al más polémico y lúcido de los historiadores contemporáneos del arte, Ángel González García (fallecido el pasado 21 de diciembre), que “el arte fue muy anterior a la religión y el arte religioso un producto tardío; o lo que es peor, una chapuza”. Es la “r
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