Según un estudio de la Universidad de Edimburgo sobre cómo los océanos pueden afectar a los niveles de CO₂ en la atmósfera, el calentamiento global afecta indirectamente al incremento de la cantidad de los gases de efecto invernadero emitidos por los océanos, alimentándolo aún más. Un núcleo de sedimento de 26.000 años de edad revela que la falta de hierro y silicio en el océano puede limitar el efecto de otros elementos clave para ayudar al plancton a capturar carbono. En español:
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La realidad es que con la fusión de los polos, los océanos se enfrían y sueltan más CO2 a la atmósfera, el que hay disuelto en el agua.
Esto está provocando que aumente la diferencia de las temperaturas entre la atmósfera y las masas oceánicas, aumentando por tanto la inestabilidad atmosférica.
1) La capacidad de mantener CO2 disuelto DISMINUYE cuando aumenta la temperatura. Al aumentar la temperatura se produce OUTGASSING y los océanos liberan CO2 (suponiendo que todo lo demás permanezca estable). En la actualidad ocurre lo contrario, el océano absorbe CO2, porque todo lo demás no ha permanecido estable. En concreto, el CO2 atmosférico ha subido una barbaridad, lo que rompe el equilibrio previamente existente y hace que el océano secuestre parte del exceso. Pero la razón es el CO2 atmosférico incrementado, no la subida de temperaturas, que tiene el efecto opuesto.
2) Los polos se funden cuando la temperatura aumenta. Y si aumenta no aumenta sólo en los polos. Si los polos se funden es porque el mar también se calienta. Y si el mar enfriase, lo que haría sería absorber aún más CO2 de la atmósfera, no liberarlo.
3) Es irrelevante la diferencia de temperaturas entre la atmósfera y las masas oceánicas. La única diferencia que contaría para cualquier posible "inestabilidad atmosférica" sería entre la capa más superficial de los océanos y la más inferior de la atmósfera. Y no existe diferencia ninguna ahí, fundamentalmente debido a la enorme diferencia de capacidad térmica de uno y otro medio y a la multitud de procesos que intervienen continuamente para mantener el equilibrio de temperaturas.