La clave de un buen presupuesto es que cubra tanto la entrega del servicio contratado como todos los gastos derivados de esa tarea y también una parte de nuestros gastos generales como autónomos o pequeña empresa. Además, debería generarnos un pequeño beneficio. Parece algo obvio, pero son muchas las ocasiones en las que por no tener en cuenta estos aspectos, presupuestamos de manera incorrecta y aunque la suma facturada nos parezca alta, es posible que incluso acabemos perdiendo dinero.
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