Cultura y divulgación
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El Crucifijo del Santo Spirito, un cristo de Miguel Ángel reencontrado en 1962

Con 17 años Michelangelo se alojó en el convento del Santo Spirito de Florencia. Allí había un hospital donde se atendía a los enfermos, con una alta mortalidad. A Miguel Ángel se le permitió estudiar la anatomía directamente de los cadáveres. Gracias a este aprendizaje consiguió plasmar la anatomía en sus futuras obras. Para agradecer al prior su estancia y su estudio, el joven Miguel Ángel regaló un Crucificado. Los repintes lo habían mantenido oculto, hasta que una profesora descubrió que tras las pinturas estaba un auténtico Miguel Ángel.

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